Después de 1 año y medio viviendo alrededor del mundo sin regreso a México… ¡Llegamos a nuestro país número 56! Camboya.
Lo primero que se nos venía a la mente al escuchar Camboya es obviamente Angkor Wat, no por nada fue considerado el monumento más visitado del mundo. Después de estar unas semanas aquí, nos dimos cuenta que tiene muchísimo más que ofrecer.
Entrada Angkor Wat
Llegamos a Siem Reap, una ciudad caótica y obviamente la más turística. En general en Camboya el transporte más común para los locales es el Tuk Tuk (una especie de motocicleta techada con tres asientos para transportar personas) aunque para los que no somos locales en realidad más que un medio de transporte ya es toda una experiencia turística, por lo que tomamos obviamente nuestro Tuk Tuk para llegar a nuestro Hotel Templation. Definitivamente después del vuelo y las calles caóticas fue como llegar a un verdadero oasis. No sabíamos si quedarnos a descansar un par de días o irnos a Angkor Wat. Una de las cosas más únicas y que nos gustaron de este hotel, es que la mayoría de las habitaciones tienen piscina privada y… ¡Puedes ordenar tu desayuno flotante! Así que para los amantes del agua, ¡No hay necesidad de salir de la piscina para desayunar! Nuestra primera mañana nos levantamos muy temprano, tomamos el “floating breakfast” y nos fuimos rumbo a Angkor Wat obviamente en nuestro Tuk Tuk.
Siem Reap, Templation Hotel
Angkor Wat es inmenso, de hecho es considerada la estructura religiosa más grande del mundo y se necesitan varios días para explorar las principales áreas. Una de nuestras áreas favoritas fue Ta Som, donde increíblemente los templos se funden en la naturaleza de tal forma que te transporta a cualquier película de Indiana Jones o Tom Raider (De hecho esa película fue filmada aquí). Una de las situaciones que nos sorprendió en general de todo Angkor Wat es la inteligencia y la habilidad de ventas de muchas niñas y niños que al vivir del turismo aprenden a hablar hasta 5 idiomas con tal de venderte una prenda. Por supuesto caímos, pero la verdad más con las ganas de apoyarlas que por necesidad alguna. Después de pasar una semana en Siem Reap vimos que Camboya tenía mucho más que ofrecer que sólo Angkor Wat así que decidimos investigar y descubrir todo lo que el país tiene para ofrecer.
Siem Reap, Ta Som
Decidimos entonces ir a conocer uno de los llamados “hidden gems”: Tatai. Una increíble área geográfica donde la naturaleza todavía es respetada y cuidada, de hecho los hoteles que aquí se encuentran tienen que cumplir con ciertas normas de reciclaje y cuidado del medio ambiente. Nosotros nos hospedamos en 4 Rivers Floating Lodge, unas tiendas de campaña flotantes en medio del río y la naturaleza, que increíblemente tienen todos los lujos modernos con la gran diferencia que todo es “eco-friendly”. El concepto lo encuentras en cada detalle, desde los popotes de bamboo en tus drinks hasta en las cremas y jabones naturales. El staff y el servicio de este lugar es personalizado y en verdad es espectacular. Hacer kayak alrededor de las montañas, nadar en las cascadas y en la noche salir en bote para ver luciérnagas son definitivamente los “must” de este lugar y parte del porqué definitivamente es un “hidden gem”.
Tatai, 4 Rivers Floating Lodge
Después de Tatai decidimos explorar las Islas Camboyanas pero antes pasamos algunos días trabajando en la ciudad de Sihanoukville, que hoy en día es prácticamente una de las áreas con más crecimiento industrial de Camboya debido a la inversión China. Aquí nos hospedamos en el Independence Hotel un par de noches para después irnos a la isla de Koh Rong. Aquí aprovechamos para trabajar unas horas en la alberca mientras disfrutábamos de unas vistas espectaculares del mar. Muchas veces buscamos estos lugares diferentes para salirnos de la rutina.
Sihanoukville, Independence Hotel
El trayecto de la ciudad de Sihanoukville a la isla de Koh Rong es de aproximadamente 1 hora y tiene paisajes increíbles. Vale la pena sólo sentarse y realmente disfrutar el viaje. Nosotros elegimos hospedarnos en Sok San Beach Resort, unos chalets a la orilla de la playa. Aquí recorrimos varias islas en un “Sailing Boat”, montamos a caballo en el atardecer, tomamos muchos pero muchos cocos y se nos pasó un poco el bronceado (en especial a Eva). La realidad es que no esperábamos tener estas experiencias en Camboya y terminamos sorprendidos y sobretodo muy contentos de poder conocer una de las islas más exóticas del Sudeste asiático.
Después de dos días de disfrutar la isla, tomamos el bote de regreso a Sihanoukville para llegar de la capital, Phnom Penh. Es impresionante cómo el ritmo de vida cambia radicalmente a uno más acelerado, tráfico, ruido, vida nocturna, olores penetrantes y mucha diversidad tanto social, cultural y comercial. Es tanta la diversidad y los contrastes de esta ciudad que fue increíble ver una agencia de autos Ferrari rodeada de pequeños locales de comida callejera. Aquí la principal “atracción” es caminar por las calles, probar la comida típica, platicar con varios locales (si no hablan inglés siempre se puede comunicar a señas, lo cual lo hace aún más interesante) y sobretodo estar abierto a aprender y conocer de su cultura.
¡Sin duda vamos a extrañar Camboya! Un país que esperábamos mucho pero terminó por sorprendernos y sobrepasó nuestras expectativas.
¡Nuestro planeta es espectacular! Hay que vivirlo, quererlo, desarrollarlo y conocerlo. Cada destino, cada comida, cada lugar, pero sobretodo cada interacción que hemos tenido con cada persona ayuda a volver este planeta la casa de todos. Pronto estaremos en nuestro país número 57… antes de ir a Marte.
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